noviembre 12, 2024

Lecciones aeronáuticas para pilotar una empresa

Mantener un avión en el aire en las condiciones adecuadas y conseguir ir de un destino a otro es la labor fundamental de un piloto. Esta misión implica el manejo de sus conocimientos y experiencia y ponerlos al servicio del objetivo. La clave: el dominio de las cuatro fuerzas que hacen volar al avión.

Cuando un avión vuela entran en juego cuatro fuerzas principales. Dos de ellas de carácter positivo, que contribuyen al vuelo y otras dos negativas que frenan y dificultan un adecuado desplazamiento. La fuerza responsable de que el avión avance es el Empuje, producido básicamente por los motores. Frente a ésta, se encuentra la Resistencia, provocada fundamentalmente por el viento relativo en el exterior del avión. Con respecto a las fuerzas que intervienen en que el avión ascienda o no, encontramos también dos de signo contrario: la Sustentación, que es laque eleva al avión en el aire y que depende, entre otras cosas, del ángulo de ataque (la posición en que el avió pone el morro) y el Peso, que lleva al avión hacia abajo, por la fuerza de la gravedad.

La clave para una adecuada travesía es jugar con estas cuatro fuerzas para que actúen en la justa medida que necesitemos en cada momento. Si hay más resistencia, hará falta más empuje para avanzar y si el peso es elevado, hará falta una actitud de ascenso adecuada al mismo.

Estas cuatro fuerzas aerodinámicas están también presentes a la hora de “volar una empresa o un negocio”. Los empresarios y los responsables de las ventas de las empresas somos realmente pilotos de nuestros negocios. Tenemos que aplicar todos nuestros conocimientos y experiencia para combinar las cuatro fuerzas de la forma más adecuada para nuestros objetivos.

En el mundo de la empresa, la “Resistencia” está formada por todas aquellas cuestiones que frenan las ventas y el crecimiento. Competencia, crisis, consumidor cada vez más exigente o amenazas de cambio de escenario son algunos elementos que pueden afectar negativamente a nuestra actividad y frenar el avance. Ante estas situaciones, hace falta el “Empuje” adecuado proporcionado por “los motores” de la organización. El combustible de nuestros motores está formado por la innovación, la variedad de la oferta, la mejora continua de los procesos, el aumento de la energía y la mejora del estado de ánimo de las personas. Nuestro deber como pilotos es “meter el gas necesario” para provocar suficiente empuje.

De esta forma conseguimos que la empresa avance. Pero además, tenemos que mantener a la organización “en el aire”, arriba. Para eso tenemos que tener más “Sustentación” que “Peso”. Y, ¿qué produce la sustentación?. Aunque este es quizás el tema más complejo, es fundamentalmente la actitud que tenemos ante el futuro, la estrategia que definimos, nuestra forma de enfocar las cosas la que nos permite elevarnos. Una actitud optimista, con visión y planificación a largo plazo y con decisión para afrontar lo desconocido, serán los ingredientes para contrarrestar el “Peso” de nuestras compañías, marcado por culturas que se acomodan, inercia, desánimo generalizado, bloqueos, costumbres y otras cosas que van formando parte de nuestra esencia. La actitud favorable al cambio lanzará a nuestra empresa hacia arriba.

Solo cuando manejamos las cuatro fuerzas conseguimos empresas con futuro. Las hacemos volar. Ahora solo falta saber de dónde salimos y a dónde queremos llegar, para definir el adecuado plan de vuelo. Un análisis de nuestra situación, de nuestro punto de partida y una definición de nuestra meta y de nuestros objetivos son los elementos de entrada para poder planificar el camino. Cuando ya sabemos esto, es la hora de mirar la carta de navegación y definir la ruta más adecuada con los puntos intermedios por los que tendremos que pasar. Objetivo final: Un seguro y placentero aterrizaje en nuestro punto de destino.

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